¿Comes por Hambre o por Emoción? Aprende a Diferenciarlo
Te pasa que llegas a casa cansada y sin pensarlo te sirves algo para comer… ¿pero en realidad tenías hambre? Muchas veces comemos por ansiedad, aburrimiento o simplemente por hábito, no porque el cuerpo lo pida.
Esto es totalmente normal, pero si lo identificamos, podemos mejorar nuestra relación con la comida. Pregúntate: ¿Tengo hambre física o es una necesidad emocional? Si es lo segundo, ¿qué necesito en realidad? ¿Descanso, contención, distracción?
No se trata de dejar de comer por emociones, sino de darte más herramientas para responder a ellas con alternativas más nutritivas para tu mente y cuerpo.
Una caminata, una charla con alguien querido o simplemente darte un momento de pausa puede marcar la diferencia. Recuerda: la comida no tiene que ser tu única fuente de consuelo.